17 de juny del 2008

optimisme

[a un tros de pa amb mantega]

De esto se trata. De elegir un pan. De untar man­tequilla a diestro y siniestro. De sembrar el caos en la cocina. De no malgastar sobras. De dar de comer a tus amigos y a tu familia. De sentarte a una mesa don­de se celebra el irreducible acto social de compartir alimentos con otros. A pesar de todos los reparos y salvedades, [Joseph] Conrad tenía razón. Es un acto moral. Es una cuestión de cordura. Que él diga la última pala­bra: “La íntima influencia de la cocina meticulosa” es­cribió, “fomenta la serenidad de ánimo, la galanura del pensamiento y esa visión indulgente de los defec­tos del prójimo que es la única forma de genuino op­timismo. Tales son sus títulos de nobleza.”


julian barnes, el perfeccionista en la cocina (barcelona: anagrama, 2006) [jaime zulaika, trad.]